top of page

Et non unum sumus ¡Montañeros!

"La Abuela" nos abría ayer camino hacia un bosque mixto, con una pendiente vertiginosa, y tramos complicados. Ascendimos tomando precauciones de atención en cada paso y en cada giro que tomábamos, los pasos de barro se mostraron peligrosos y el desnivel nos robaba el aliento. Pero llegamos a la majada y el descanso junto a un fresno centenario nos silvó el regalo: comer perdiendo la vista en los plieges del pico Vizcares, en las gargantas boscosas de sus faldas, sobre un mullido césped haciendo las veces de restaurante, en el silencio sonoro de la montaña, ¡allí no es cosa de locos sentirse en casa! Aconsejados por un pastor buscamos camino rodeando la montaña y así regresar por una ladera nueva. Más barrizales profundos, más paredes para ascender y el regalo de un bosque "no pisado" de tejos de mas de 300 años, ¡quisiera retener en mi vista para siempre, aquel meandro de un verde refulgente entre hayas retorcidas por el tiempo!. Y ese tiempo a nosotros se nos iba y las fuerzas flaqueaban, y el camino no aparecía. Consenso, debíamos desandar lo andado y apoyarnos para no caer en el desanimo, que bueno es aventurarse con personas de moral de hierro. Vimos en la montaña frontal un helicóptero de salvamento que luego supimos rescató a dos senderistas perdidos, pero nosotros, podiamos resolver nuestro entuerto y eso ¡es libertad! Conectarse con la naturaleza o la "intuición acrecentada" es que te susurren el escondite de la llave oculta de una cabaña desconocida común, con botellas de agua cuando esta nos escaseaba. En los 4 kilómetros de la última bajada, recordamos nuestros pasos en los árboles centenarios que habíamos admirado, en las setas de formas y colores inverosímiles, en las divisiones de la altura de nuestro margen, en los pequeños acebos y endrinos que tuvimos que atravesar sin pudor a sus espinas, en la cotoya que hasta el intrépido de Aire, nuestro fiel amigo canino, se resistía a cruzar. Recordamos el roble de rama codominante que admiramos frescos a la subida y que en el regreso fatigado nos susurraba que ibamos bien. Cruzar el último puente en el declive de luz nos elevó los ánimos y el espíritu. Doloridos estábamos, si, pero orgullosos y felices por nuestra prudencia, temple y orientación. Aprendimos unos de los otros, y sin duda, yo, con ellos, volvería repetir."

Noelia Velasco

Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
No hay tags aún.
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page