La Belleza de una Flor
Una flor es la expresión gloriosa de un vegetal, la entrega más generosa del mismo. Con su irradiación tienen la capacidad de curar en una convergencia de amor, armonía y devoción por la vida. Creo que todos estamos de acuerdo, en que una flor es una gran representante del arquetipo de la belleza. ¿Pero qué es la belleza? ¿la belleza "es" o sólo está en los ojos del que mira? Desde luego, hay un patrón superior que irradia belleza y este está configurado en este estado, es por si mismo y no está supeditado a la mirada exterior. Podría definirse entonces simplemente la belleza, por algo hermoso, agradable de ser contemplado. Esta es en si la definición para quien está supeditado a los sentidos, cautivo de las apariencias lógicas y formales. Pero al rasgar este velo, puedes descubrir que la belleza es mucho más, que es sin lugar a dudas, aquello que resuena en consonancia con nuestro pulso interior, aquello que vibra y eleva la frecuencia de nuestro corazón, logrando que los patrones de luz se amplifiquen, se eleven, se cristalicen incluso, adquiriendo la capacidad de sanar los patrones quebrados que derivan en enfermedad. Es el molde de la propia vida. ¿Puede esto tan sublime estar contenido en una pequeña flor? Si, puede y es. Pues la verdadera fuerza de la Naturaleza reside en la sutileza de sus expresiones y de sus movimientos. No se mide su calidad por tamaño o cantidades, no obedece a procesos técnicos ni cuantificables. En ella interviene lo eterno, sin pretender ser esto una metáfora, participa de la canalización de arquetipos divinos, cuya irradiación implica la elevación de la vida material. Es la belleza un movimiento encadenado de múltiples piezas que se mueven a un ritmo indisoluble y armonioso, y las flores, si, vibran en esa realidad.
Noelia Velasco